Quito, Señora Capital de los Shyris, Ciudad Magnífica y heroica, que demora al pie de la sagrada Montaña de Pichincha, cumbre excelsa de la libertad de América.-
Quito, la rebelde y altiva, desde cuya sacra entraña arranca, por todos los ámbitos del Continente de Colón, el Primer Grito libertario, para terminar con el tutelaje colonial de España.-
Quito, que entregara sacrificada y generosa la sangre y vida de sus hombres consagrados por el heroísmo, para la consolidación de la Libertad en ese santuario de patriotismo que se convirtió en holocausto que fue el Cuartel Real de Lima, en la terrible y a la vez sin parangón en la Historia, tragedia del inmortal Dos de agosto de mil ochocientos diez.-
Quito, de los incomparables tesoros artísticos que constituyen sus templos y conventos sin rival, verdaderas maravillas de arte, poemas de piedra en que la mano del artista ha ido tejiendo arabescos primorosos e inimitables que causan admiración y asombro y cuyos interiores son museos de invalorables joyas de escultura, grabados y pinturas, brotes de inspiraciones geniales de artífices inmortales.-
Quito, ciudad de abolengo y blasones, de aristocracias espirituales y donaires peculiares. Ciudad Capital que ostenta los proceratos de todas las lealtades y de todos los heroísmos, del pensamiento y de la acción. Cuna de estas dos magníficas mujeres de la Historia: Manuela Cañizares, la de la aurora de mil ochocientos nueve y Manuela Sáenz, la "Libertadora del Libertador", en la tenebrosa noche setiembrina.-
Quito, Señora del talento y de la gracia, de la virtud y la belleza, que ostenta en el Calendario del Intelecto, desde el formidable indio vidente Francisco Eugenio de Santa Cruz y Espejo el Precursor, hasta los brillantes escritores, poetas y artistas de la época que, en su cesión estelar dan lustre y prestigio a las Letras Nacionales, en ese gran cenáculo que constituye la Capital ecuatoriana.-
Quito, de la incomparable expedición de Francisco de Orellana que hizo quiteño el gran Río Amazonas.-
Quito, de las mujeres espirituales y bellas, llenas de gracia como el Ave María, que por esas calles tortuosas y sugestivas, caminan derrochando el esplendor de su porte, iluminando con la luz de sus ojos, como siluetas de luz y de perfume.-
Quito, de Marianita de Jesús la Santa, la heroína nacional de todas las virtudes, cofre sagrado de humildades y enseñanzas, ánfora de castidad, milagro de ternuras y de caridades que quemaba el incienso de sus místicos deliquios "ante el Altar del Señor", en arrebatos luminosos e inefables, en aras de la paz y de la ventura de sus hermanos quiteños, contra las pestes, contra los terremotos, contra todas las lacerías humanas, como en un holocausto silencioso y magnánimo.-
Quito, ciudad del honor y del sacrificio, propicia a todas las gestas magnas, a todos los hechos heroicos, a todas las dádivas y obligaciones para bien y mayor prestigio de la Patria.-
Ciudad ampliamente civilizada y culta, acogedora y hospitalaria, en donde todo ecuatoriano encuentra su propio hogar, con el cariño cordial, franco y noble de los hijos de la docta urbe, de sus hijos que saben tender a sus hermanos del Ecuador los francos brazos abiertos en comunión de sentimientos y de afectos.-
Quito, ciudad del progreso, que extiende el poderío de su esfuerzo por los ámbitos de su amplio y dilatado reposorio, creando hermosas ciudadelas, parque en constante florescencia, anchas avenidas, suntuosos edificios con todos los adelantos y comodidades de ciudad cosmopolita, dotada de los servicios que demanda su alta categoría, para las exigencias de la vida moderna.-
Quito, sede del Gobierno Nacional, con auténtico derecho propio. Su Ayuntamiento, sus instituciones públicas y privadas, sus servicios asistenciales, sus Institutos Culturales, su Sociedad de trabajadores, todo, todo constituye un maravilloso emporio digno de imitación y de loanza, de ejemplo de laboriosidad.-
Plumas doctas y eruditas han dicho y continuarán diciendo de los magníficos valores que en múltiples sentidos atesora Quito, la ciudad Capital del intelecto, de la política, de la belleza y la virtud. ¡Salud, Quito, Señora de los Andes y Primogénita de la Libertad!
El Barón DUPLESSIS.
En fiestas de Quito, XII VI MCMLII
El Barón DUPLESSIS.
En fiestas de Quito, XII VI MCMLII
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